sábado, 10 de abril de 2021

La identificación




Cuando viajaba a Italia, solía yo comprar, a la vuelta y en el aeropuerto, una revista de psicología que se llama "Riza psicosomatica", dirigida por el Dottore Rafaelle Morelli. Como se puede apreciar en la foto, il Dottore es un tipo simpático, agradable, lo cual no es de poco valor. El buen señor no solo dirige la revista, sino que escribe lindos artículos, que han sido muy de mi gusto. En ellos, ante problemas de salud o de psicología, el autor recomienda recetas filosóficas o casi espirituales. Para mí, son a la vez científicas, pues él las formula con lógica y coherencia y sin duda se apoya en una experimentación que corrobora su efectividad. Para cierta mentalidad, solo son científicos los tratamientos más groseros, que se basan en la química, o en una lógica ramplona, que de tan prudente sea raquítica. En cambio, se tacharían de no científicas cosas como las que dice el doctor: usted está deprimido porque se ha identificado con los logros externos, en la mejora continua de su situación económica o (casi peor me lo pone) de sus aptitudes personales y ha sacado de su vida la fantasía y la poesía.

Y esto es muy verdad. No vamos a decir que no sea necesario ser práctico y ganarse la vida. Yo me alegro de haberlo hecho y tener ahora una cierta holgura financiera. Pero todo es cuestión de grados y el identificarse con un polo es garantía de desequilibrio y desazón ("disagio", dicen en italiano, y suena muy bien). En general, la identificación con las cosas externas a mí me ha hecho mucho daño, aunque afortunadamente se están dando una serie de causalidades que me ayudan a librarme de esa dolencia.

Para empezar, mi empresa ha tenido a bien quitarme mi título de director de asuntos jurídicos de una región y atribuirme otras funciones harto gaseosas. Una es la de proyectos especiales, por naturaleza etérea. Otra es la de coordinador nacional, puesto sobre cuyo contenido existe en la superioridad diversidad de opiniones encontradas, desde quien dice que somos una modesta señal de tráfico que ayuda al hombre de negocios a encontrar en el plantel jurídico el experto que necesita, a quien hace una larga perorata sobre un conjunto de importante atribuciones, a cuya conclusión uno se queda tan en la inopia como al principio. Por si acaso, yo sigo haciendo lo mismo que antes, pero mi puesto profesional, mi imagen en el mundo laboral y de alguna forma mi imagen social se han diluido como un azucarillo. ¿Será esto un golpe o un alivio o un hecho que debiera dejarme indiferente?

Pues voy viendo que, como con todo, es una cuestión de elección. Como tantas veces se dice, los sucesos externos no son más que el material de la novela que construimos en nuestra mente. Desde luego, el no tener que ser fuerte y crítico y dominante es un gratificante respiro. Lo he podido constatar siempre que he suplantado a mi suegro ante las Compañías eléctricas o del gas. Recuerdo cuán dura fue la obtención de la certificación de la compañía distribuidora de gas para su caldera. Mi suegro, que hoy tiene 93 años, es un hombre bueno y manso, en el sentido evangélico, lo que significa que es bienaventurado y está sin duda más cerca que yo del Reino de los Cielos (léase la paz interior). Así que suplantarle, es algo que sosiega. Es cierto que, como uno habla despacio y le cuesta recordarlo todo, a veces el interlocutor se impacienta y alguna vez me ha parado en seco algún operador y sin más contemplaciones me ha colgado. Pero en la llamada siguiente he topado con una señorita y desde el instante inicial le he rogado paciencia: "Mire usted, soy una persona  mayor, espero que tenga usted paciencia para que pueda..., para que pueda exponerle mi problema. Porque yo..., yo soy una persona mayor y su compañero, lo comprendo, se ha impacientado y me ha colgado... Es que yo... lo hago todo despacio, ¿sabe usted?... hablo despacio... y también ando despacio... y como despacio...  pero tengo derecho a que se me atienda, ¿verdad?" Y, ah, sorpresa, maravilla, he de reconocer que así, no voy a decir "disfrazado", porque en ese momento yo me sentía de verdad como mi suegro, diría más bien que así "nacido", siendo como era en ese instante conciencia universal, pero venida al mundo con un alma mansa que había envejecido, gracias a esa accidental impostación, ¡un mundo nuevo se abrió ante mis ojos! La muchacha me trató con enorme tacto y amabilidad y yo le agradecí su bondad casi con lágrimas verdaderas en los ojos... Y es que yo, mientras voy por el mundo con el uniforme de macho alfa, que es lo que me toca por mi rol profesional y social, nunca veo esa otra película que sin duda también existe.

Para quien tenga la tentación de denunciarme por cometer el delito de "usurpación de estado civil", debo advertir que tal delito no se comete si no hay daño. No sé si lo hay si, por ejemplo, un caradura suplanta a otro para que le den una tarjeta SIM a nombre y cargo de esa persona, pero el suplantado se da cuenta a tiempo y corta el engaño. Ahora bien, si el caradura da como teléfono de contacto, por si le busca la Guardia Civil, uno cualquiera y resulta que a los pocos días ese teléfono me lo asigna a mí la Compañía telefónica, ¿ustedes inferirían que soy yo probablemente el autor del delito? Quizá no, pero ese es el razonamiento que ha hecho un Juzgado, que me ha citado como investigado. Prueba evidente de que estamos en el buen camino, de que hay en el universo un cruce de cables que está promoviendo una "relatividad de las identidades", de la que solo puede brotar algo nuevo, una catarsis que nos traiga renovación y progreso.

En este sentido, he encontrado una propuesta de meditación que consiste en cerrar los ojos, imaginar el muñeco mental de nuestra persona e irle desvistiendo de sus identidades: ahora le quito la de abogado, luego la del puesto tal en tal empresa, más tarde hasta la de hombre y la de esposo y la de padre... ¿Qué resta cuando ya yace uno desnudo de las vestiduras externas y de los bienes y de las creencias y de las exigencias sociales y de los logros pasados y de las expectativas futuras? No lo sé, pero me huele a esperanza, a la apertura a otro universo paralelo y a una nueva vida.

Esto es algo que en realidad siempre me ha rondado. En la época en la que, en efecto, no estaba yo  exclusivamente volcado a lo racional y lo externo y coqueteaba con el inconsciente y la literatura, cuando todavía escribía la historia (ficticia) de mi tatarabuelo el tartanero, ya la contrastaba con la más convencional de mi (también ficticio) abuelo Notario. Pero este, conduciendo un seiscientos (con el que por cierto estaba muy identificado) padeció un golpe y salió sintiéndose femenino, en su fuero interno. Con esto estaba yo siendo precursor de la propuesta que ahora circula (quizá la más grande aportación a la sociedad española del partido político Podemos) que es la de permitir el cambio de sexo ad nutum, esto es, sin necesidad de alegar justa causa, por pura voluntad. ¡Qué genial y avanzadísima propuesta, no sé por qué injustamente despreciada por los demás partidos políticos! Algo que, además, de un plumazo, aseguraría la igualdad de cuotas. Imagínense el Consejo de Administración de Telefónica: aunque en el peor de los casos fueran todo hombres, bastaría una simple solicitud firmada por la mitad de ellos, un trámite administrativo anodino, para de golpe y porrazo asegurar la igualdad de oportunidades y fulminar la brecha salarial...

Todo esto puede parecer broma, pero no lo es. Es el futuro. Es justo y necesario y es nuestro deber y salvación. No en vano, por casualidad, descubría recientemente, al comentar el Blog de un Juez, que el personaje mitológico que encarna el rol de adivino, Tiresias, fue transgénero de ida y vuelta. Wikipedia nos cuenta así su historia:

"Tiresias sorprendió a dos serpientes apareándose, las separó matando con su bastón a la hembra y, a raíz de esto, se convirtió en mujer. Siete años más tarde, Tiresias volvió a ver a las mismas serpientes en las mismas circunstancias, volvió a golpearlas con su bastón para separarlas matando a la serpiente macho, y al hacerlo se convirtió nuevamente en varón. Esta experiencia única hizo que Zeus y Hera recurrieran a él como árbitro en una discusión sobre quién experimentaba más placer sexual, si los hombres o las mujeres. Cuando Tiresias afirmó que el hombre experimenta una décima parte del placer que la mujer, Hera, indignada por haber él revelado su secreto, lo castigó dejándolo ciego. Zeus, sin embargo, le otorgó el don de la profecía y una larga vida.

El significado esencial de la figura de Tiresias reside en su papel de mediador: por sus dotes proféticas, media entre los dioses y los hombres; por su condición andrógina, lo hace entre hombres y mujeres; y por la excepcional duración de su vida, entre los vivos y los muertos."

Así las cosas, después de veinte años pegándole con el bastón a mi mujer interior, he decidido que me toca ya ser hembra. Desde ahora asumo el rol de esa benéfica care giver y love provider que tan bien pinta Eva en su reciente entrada de Blog. Hasta que dentro de muchos años, la vuelva a guardar, como hacía Mari Carmen, en el baúl de los muñecos, espero disfrutar a fondo esta nueva identidad...

 



1 comentario:

  1. Este Doctor Morelli me parece un auténtico sabio Javier. Un Epíteto de nuestro convulso momento. Ya sabes lo que decía este enorme pensador estoico, que no sufrimos por las cosas, sino por las opiniones que tenemos sobre ellas, y es actuando verdaderamente sobre opiniones e imágenes como íntervenimos en lo real del único modo que podemos, pues otro no hay, aunque los ejecutivos o los académicos, digan otra cosa.
    Así que me ha encantado tu filosofía tan clara, tu expolio y desvestirte de diversas facetas, yo estoy en ello igual, y también tu genial encarnación en suegro parsimonioso y dulce ante la moira teleoperadora. Yo creo que la madurez y la vejez son para tomarse tiempo y para tomarse todo a risa, ya desvinculados de esa manía de cabrearse con el mundo, o de dominarlo.
    De lo de decidir el sexo de uno, pues vuelvo a Epicteto o a Jesús: no no podemos ni cambiar un pelo de nuestra cabeza, ni aumentar un punto nuestra estatura. La soberanía humana está como dice Morelli en la libertad interior, en los logros internos, ahí es donde hay que ser quien uno es.... abrazo!!

    ResponderEliminar